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LO QUE LOS TITULOS DE CINE NOS CUENTAN (Y CASI NO VEMOS)

  • Foto del escritor: Casa Svank
    Casa Svank
  • 19 ago
  • 3 Min. de lectura
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¿Sabías que el título de una película también es digno de análisis? Cada elemento en el cine está pensado a favor de la narrativa, y el título no es la excepción. No solo nombra la obra: cuenta una historia en sí mismo, conecta con lo que veremos y nos da pistas sobre la premisa.

Su tipografía, color y diseño se eligen con cuidado porque funcionan como una puerta de entrada a la experiencia cinematográfica. Antes de que aparezca la primera imagen, ya nos están hablando del tono, los temas y hasta de los personajes.

Seguramente has visto estas películas: Interstellar, Los Caifanes, La naranja mecánica y Parásitos. Ahora demos un paso atrás y analicemos qué nos dice cada uno de sus títulos.


Interstellar

El título aparece sobre un librero, que después se convierte en el lugar donde Cooper logra comunicarse con su hija desde otra dimensión. Ese detalle no es casual: ya desde el inicio el título está conectado con el corazón narrativo de la historia.

Las letras finas y espaciadas transmiten fragilidad y distancia, como si abrieran un hueco entre lo real y lo desconocido. Ese diseño sugiere el tránsito hacia lo interestelar, pero también habla de los lazos emocionales que atraviesan dimensiones. El título no solo anuncia el viaje espacial, sino también el tema central de la película: la unión entre lo íntimo (el amor de un padre y su hija) y lo infinito (el universo).


Los Caifanes

El título aparece sobre un fondo que recuerda a un negativo fotográfico, con rostros difusos. Esa elección ya nos sitúa en la noche y en lo urbano: el recuerdo de una ciudad y sus personajes que parecen atrapados entre luces y sombras. El diseño anticipa lo que veremos: una travesía nocturna por la Ciudad de México donde la juventud popular y la clase alta se cruzan de manera azarosa. El título nos habla de identidades colectivas y efímeras, de una bohemia que se mueve entre la fiesta, la marginalidad y la memoria.


A Clockwork Orange (La naranja mecánica)

Las letras son gruesas, geométricas y blancas, sobre un fondo rojo intenso. Esa combinación transmite violencia y rigidez, pero también la apariencia de pureza. La paradoja está en el mismo título: algo orgánico (naranja) convertido en algo mecánico. Este contraste es el eje de la historia: la manipulación de lo humano hasta volverlo artificial, la falsa inocencia de los protagonistas disfrazada de brutalidad extrema. El título y su diseño ya plantean la pregunta central de la película: ¿qué queda de lo humano cuando se intenta programar el comportamiento?


Parasite (Parásitos)

El título aparece encima de la ventana de la casa subterránea de la familia pobre, visto desde adentro hacia arriba. El diseño, sobrio y limpio, contrasta con la precariedad de lo que vemos en pantalla. Esa ubicación revela mucho: los parásitos no son solo los pobres, sino todos los que viven de los demás en un sistema desigual. El título ya nos marca la metáfora central de la película: el deseo de ascender socialmente mientras se vive atrapado en los márgenes.


Como ves, los títulos no solo nombran: también narran, anticipan y nos preparan para la experiencia cinematográfica. La próxima vez que te sientes frente a una película, no pases de largo esas primeras letras: piensa qué te cuentan, qué sugieren y cómo se conectan con la historia.


Ahora la pregunta es para ti: ¿te animas a analizar el título de tu película favorita?



Casa Svank

 
 
 

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