Por Diblik Mendizabal
A inicios del siglo XVI surge "El cuento del tallador de bambú" que nos relata el paso por la Tierra de una princesa de origen sobrenatural. Esta historia forma parte del folklore japonés y a pesar de ello a Isao Takahata se le hacía una historia rara, pues fue incapaz de empatizar con la protagonista, esto lo motivó a hacer la adaptación a la pantalla grande de dicha fábula. En ella veremos como un tallador de bambú que se encuentra dentro de uno de ellos a una bebé del tamaño de su pulgar, la cual adopta. La bebé crece rápidamente y es apodada Takenoko por los niños del pueblo, con ellos formará una bella relación que durará poco, por el malentendido generado a causa de otros bambús mágicos, pues debido a esto, a nuestra protagonista se le impondrá el destino de convertirse en princesa.
A pesar de los elementos fantásticos del filme, la magia se encuentra, como en otras cintas del director, en lo mundano, ya sea en las aventuras de infancia de Takenoko o en un simple día de jardinería. Es así que Takahata logra su objetivo principal, que nosotros como audiencia nos pongamos en los zapatos de la joven, al mostrarnos cómo es que transcurre su día a día. Esto a su vez se ve subrayado gracias al estilo de animación, que fue escogido deliberadamente con el propósito de que el público participé proactivamente mediante sus recuerdos e imaginación.
En conclusión, si buscas apreciar la vida como un todo, con lo bueno, lo malo y lo feo o si quieres descubrir de lo que es capaz la animación, no dudes en darle una mirada a "El cuento de la princesa Kaguya", actualmente disponible en Netflix.