Comentario de Diblik Mendizabal
Durante los 30’s , Universal Studios, reinó con sus películas de monstruos, hoy consideradas clásicos qué deben verse por lo menos una vez en la vida. Entre estas joyas se encuentra La novia de Frankenstein que igual que su antecesora se toma libertades a la hora de adaptar la novela que tienen de base, siendo una de ellas el comportamiento de la criatura, que en el papel es alguien letrado, sabio y maquiavélico mientras que en el celuloide es inocente y torpe.
En la precuela vemos la travesía para emular a Dios de Henry Frankenstein, por otro lado en esta secuela nos centramos en la soledad y persecución que sufre de su creación derivado de sus actos pasados. Todo cambia hasta que hace amistad con un ciego ermitaño, quien le enseña a hablar y disfrutar del pan y vino, sin embargo los humanos no olvidamos o cambiamos de parecer tan fácil por lo cual está camaradería tiene un final abrupto.
Empatizamos con el monstruo, pero si es así, ¿A quién le temeremos? Al fin y al cabo es una cinta de horror. La respuesta, como podrán intuir , es: al ser humano. Desde los humanos que le acosan, hasta otro científico loco, que usará a su favor el sentimiento de soledad que tiene la criatura para que force a Victor Frankenstein a fin de recrear el experimento y crear una compañera femenina para el ente.
Al ser como otros protagonistas de James Whale, es decir alguien diferente, este ser de origen blasfemo sólo puede ser apreciado por un ciego que, irónicamente, es el único que puede verlo como realmente es, alguien que busca ser amado. Es por esto que a pesar del título, la película es de la criatura, pues es su historia la que vemos. Asi que si eres un cinéfilo o fanático del terror no dudes en adentrarte en esta maravillosa historia con tu pareja o pretendiente, será lo más romantico que podrás hacer.