Metrópolis, 1927, Fritz Lang
Metrópolis: una sociedad que se divide en dos clases, los ricos que tienen el poder,
rodeados de luz, de lujos, espacios amplios y todas las comodidades que uno se
pueda imaginar y los obreros, que viven en las sombras, en condiciones deplorables
recluidos en una ciudad industrial condenados a solo trabajar. Cómo lo plantea la
película tenemos al cerebro (los ricos, la ciudad de arriba) y las manos (los pobres,
los obreros, la ciudad de abajo), estos para que se unan en una utopía les hace falta
un mediador, el corazón. La película nos centra en la historia de Freder, hijo del
dueño de la ciudad que se empieza a preocupar por los obreros y por el poder
desmedido de su padre, así pues conoce a María, una mujer que predica la paz en
la ciudad de los obreros y que estos mismos la idolatran. Por otra parte tenemos a
un científico que está creando una máquina idéntica al humano, por órdenes del
padre de Freder ordena que está máquina tenga la misma apariencia que María, la
mujer que adoran los obreros, pues ella está predicando ideas de unión entre las
manos y el cerebro a través del corazón. Este lo logra el cometido, y todo se vuelve
un caos, pero al final se podrá hacer la unión manos y cerebro.
Entre los temas que más resaltan es el debate de las élites, así como la
desigualdad social marcada que hay en este mundo, la guerra que siempre ha
habido entre el poder desmedido y el obrero oprimido que de alguna forma siempre
busca el revelarse para exigir sus derechos. También vemos el trasfondo místico-
religioso que se percibe con María y su doble, es decir la máquina, pues es increíble
el poder que las masas le dan a una divinidad, el como la máquina solo dando un
buen discurso logra una rebelión exitosa y el como María daba de la misma manera
discursos de paz, pero con un evidente resultado diferente. Al final la película deja
un mensaje claro: la destrucción de las clases para una unión como sociedad.
.
En su estética usa elementos expresionistas cómo lo es el mundo fantástico que
representa, tratando de mostrar una utopía futurista con edificios grandes, lujosos,
llenos de ventanas y luces, autopistas elevadas llenas de carros modernos, todo
esto sin dejar de lado que es un mundo fantástico.
Abajo de esta ciudad se muestra la Ciudad de los Obreros , llena de edificios vacíos, sin luz, haciendo contraste a los que se ven arriba, no hay carreteras ni coches modernos, solo trabajadores con grises vestimentas trabajando manteniendo máquinas enormes para sostener una economía, sin duda es un mundo que aunque tiene elementos realistas, predomina la fantasía característica del expresionismo, dándonos así un mundo que me
recuerda a la estética de cuentos o caricaturas. Otros elementos que vemos son el
uso de luces en ciertos momentos, así como la actuación, ya que es muy expresiva,
dramática, similar a la que vimos con el Dr. Caligari, la historia si bien es una crítica
social, no deja de tener ciertos elementos fantásticos, cómo lo es el crear una
máquina identifica al humano hasta en la maldad, una ciudad subterránea regida por
máquinas para que después se inunde si estás no funcionan, son elementos
fantasiosos que enriquecen a la historia.
Metrópolis no es sólo un hito de la ciencia ficción madura; es también la primera
gran distopía cinematográfica. Este carácter primerizo no la ha convertido, sin
embargo, en un experimento fallido; por el contrario, ha sido y es base referencial de
creadores contemporáneos, extendiendo su sombra expresionista,
mucho más allá de los límites del cine. Metrópolis, pese a su condición distópica, es
un reflejo generacional.
Por Laura Gabriela Vazquez
Estudiante de Psicología UNAM
Comments