Ana conduce por la carretera con un rostro de dura expresión, mientras la cámara se sitúa detrás de ella, como si fuéramos testigos desde el asiento del pasajero. Nos sumergimos en un plano cerrado, tan estrecho como los pensamientos de la madre, quien acaba de dejar a su hijo de 7 años castigado en el bosque. El ruido de la carretera o del aire acondicionado es tan fuerte que la atmósfera se vuelve pesada. A su izquierda, la voz de su esposo llamándola por su nombre se convierte en la conciencia que cuestiona su decisión tan intransigente. Así, poco a poco, el espectador vive la experiencia de la deconstrucción de la maternidad.
No es un filme cómodo, ni pretende serlo en ningún momento. Mateo Bize se lleva el premio a Mejor Dirección en el Festival de Málaga en España, y no es para menos. Se perciben claramente sus decisiones: una cámara en mano que se acerca a los rostros de los personajes para sumergirnos en sus propios problemas, con planos bastante cerrados y poca profundidad de campo. Además, se destaca el cuidado en el desarrollo psicológico de los mismos, que alcanza su punto álgido en el minuto 50 cuando las consecuencias de la decisión de la madre podrían ser más graves de lo que uno podría imaginar. Asimismo, se evidencia su habilidad para abordar, con sencillez en la producción, un tema tan tabú y necesario para nuestra generación.
“El castigo” no solo hace reflexionar al espectador sobre las decisiones lamentables, sino también sobre lo que implica ser un buen padre según la sociedad. Sin embargo, lo más importante es cómo se siente la mujer al entrar en la etapa de la maternidad. La parte más impactante de esta historia se revela cuando Ana dice: "Tal vez una parte de mí no desea encontrarlo". Para ese momento, ya lo sabemos; lo hemos visto en su rostro duro desde el principio. Un semblante marcado por todo aquello que las madres no han podido expresar, y ahora lo dice frente a la gran pantalla, desgarrando el velo de juicio que, si no se había disipado durante la película, lo hará en ese momento
La sociedad es prejuiociosa, lo es constantemente, para cualquier tema y situación. Su dureza se intensifica aún más cuando se aborda el tema de la maternidad. Son las nuevas generaciones las que nos están enseñando a discutir temas tabú abiertamente. Hace unos años, en las redes sociales, ya habíamos visto algunas publicaciones sobre el arrepentimiento de algunas mujeres de haberse convertido en madres. Recuerdo haber leído una vez: "Todas las mujeres se arrepienten en algún momento de ser madres, incluso tu mamá". Intrigada, me acerqué a varias madres y les pregunté al respecto. Sus breves silencios hablaron por sí solos; seguidos por “eso no significa que no los ame” un tanto culpables por su primera respuesta. Esta mañana, un comentario de la cantante y actriz británica Lily Allen se volvió tendencia: "Amo a mis hijos, pero arruinaron mi carrera", causando una gran controversia. "El castigo"retoma con audacia estas afirmaciones para luego hacerlos reflexionar sobre un tema del que aún nos cuesta hablar. Un film, más que vigente y necesario que reconstruye nuestra idea sobre las madres, que nos permite entenderlas un poco más.
¡No te voy a contar el final! Y por ello:
Si tienes hijos, ve a verla.
Si no has invitado a tu mamá al cine , ve a verla.
Si quieres saber el chisme del final de este film, ve a verla.
Si quieres incomodarte, incomodar a alguien, ve a verla.
Si quieres ampliar tu conversación sobre el tema de maternidad, ve a verla.
Si eres papá, por favor: ve a verla.
Si decidiste no tener hijos, ve a verla.
Si estás decidiendo tener hijos, ve a verla.
Si te gusta el cine, ve a verla.
Este film se estrena en las salas de cine mexicanas el 04 de abril.
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