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DRÁCULA: MAR DE SANGRE, EL NAUFRAGIO DEL VAMPIRO

Foto del escritor: Casa SvankCasa Svank



Por Jesús Chavarría

@jchavarria_cine


He aquí el ejemplo de como una gran idea puede ser desperdiciada. Por que el proponer un acercamiento en específico a ese oscuro pasaje de la novela de Bram Stoker, donde a través del alarmante reporte de periódico y lo siniestramente escueto del Diario de Navegación se da cuenta de cómo el legendario Drácula cruza el océano para en el umbral de un nuevo siglo irrumpir con su presencia maldita en Londres; no podría ser más atractiva y llena de posibilidades. 


Sin embargo, aunque de inicio el director André Øvredal -Historias de miedo para contar en la oscuridad (2019)- pareciera encaminarse para hacerlas efectivas contando con un sobrio diseño de arte al servicio de la reproducción de época, y establecer con claridad los vínculos entre los tripulantes que incluyen a un médico y un niño, quien para alimentar el drama ademas es el nieto del Capitán a cargo; la embarcación fílmica comienza a hacer agua muy pronto debido a la ineficacia para atar y estirar los puntos de tensión.


Y es que un barco -en este caso llamado Demeter-, prácticamente incomunicado y en medio de la nada, con un depredador nocturno oculto en sus entrañas, podría ser la materia prima ideal para desarrollar juegos espaciales con una cámara claustrofóbica que vaya materializando la desesperación de los protagonistas mientras  la amenaza latente se acerca a las costas británicas. En cambio tenemos una trama qué transita con algunos leves sobresaltos, requerimiento mínimo de entretenimiento para la que de entrada se plantea como un vehículo de terror. 


Todo siguiendo los pasos de personajes a los que las obviedades -como el hecho de que el monstruo solo ataca de noche- les pasan de largo con tal de que la la película no se termine a la mitad, donde además el entorno con una tormenta que solo sirve de adorno, apenas y les presenta reales dificultades. Esto amén de que los sucesivos asesinatos en lugar de alimentar la desesperación de quienes se supone que comienzan a estar conscientes de ir en una trampa mortal, causan tibias reacciones o evolución en la que ya de por sí debió volverse una convulsa convivencia debido a la aparición de una mujer, dadas las creencias de los navegantes de ese entonces. 


Por otro lado está la completa renuncia de la película a la mística vampírica, pues salvo algunas miradas en el muelle plagadas de fatalidad, un cocinero lanzando sentencias supersticiosas y uno que otro símbolo que aparece ahí quedándose en lo anecdótico, poco o nada se explora la naturaleza sobrenatural de la situación.


Quizás lo único rescatable en lo que originalmente se llama The Last Voyage of the Demeter sean los breves vistazos al diseño de la criatura, las pinceladas de crueldad, las secuencias donde el fuego consume los cuerpos de quienes han sido mordidos y…pues pues nada más, por que para colmo el “Mar de Sangre” que prometen con el título en español no resulta para nada espeluznante. Queda como una mera curiosidad.



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