Por Jesús Chavarría
@jchavarria_cine
Dicen que el éxito no es sino un estado mental, que no obedece a la percepción de los demás y el reconocimiento que pudieran ofrecer, sino al grado de honestidad que cada quien tiene consigo mismo. Y si alguien puede ser uno de los mejores ejemplos de dicha premisa es Sixto Rodríguez, músico estadounidense de origen mexicano, quien sin saberlo se convirtió en una leyenda al otro lado del océano en donde su figura se fue agigantando cada vez que sus creaciones eran entonadas por un público que además especulaba sobre su posible muerte, elevándole al estatus de mito. Es así que mientras invertía sus fuerzas en sacar adelante a su familia, su música siguió caminando por su cuenta, al margen de sus propios pasos que le alejaron de los reflectores, para que luego de mucho tiempo, esta le plantara cara y le dejará saborear la gloria del rockstar. Un hecho que por cierto no logró modificar su esencia, por que aunque es muy difícil ser el mejor en lo que uno hace, es aún más difícil ser una buena persona, y el apostó por lo segundo.
Esa es la historia que retrata Buscando a Sugarman y no podría hacerlo de mejor manera, no por nada se hizo acreedora al premio Oscar en la categoría de mejor documental, y lo más importante, se convirtió en un objeto de culto, lo cual da fe de la conexión que consigue con todo aquel que se da la oportunidad de verlo. Y es que sin caer en excesos sentimentales evita cualquier artilugio visual o narrativo y apuesta por estructurarlo todo para que sea el lado más humano quien tenga el protagonismo y las posibilidades fílmicas queden al servicio de un discurso acompasado por las canciones del protagonista, que evocan y empujan a la complicidad. Se trata pues de un poderoso testimonio, sobre la capacidad para seguir más allá de la fama y los reflectores, a pesar de haberles conocido y que estos en algún momento le ofrezcan la reconciliación.
Dirigida por Malik Bendjelloul -quien debido a una depresión se suicidó dos años después de estrenarla-, Buscando a Sugarman se pudo ver en México cómo parte de la programación del Foro 33 de la Cineteca y luego Canana le llevó a las carteleras comerciales. Su protagonista ya ha abandonado este plano, pero su presencia habita en el cine, y el eco de su voz flota en el aire para la eternidad.
Comentarios