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3 RELATOS EN HONOR A METINIDES, PADRE DE LA NOTA ROJA EN MÉXICO

Conocido como el "Niño", Enrique Metinides se convirtió en uno de los fotógrafos más importantes del periodismo mexicano, por mostrar en sus imágenes algo más que solo accidentes urbanos. A unos meses de haber fallecido, se invitó a varios jóvenes a relatar historias ficticias a partir de fotografías representativas. Estas fueron tres de las historias ganadoras.


Foto: Enrique Metinides.


MIRADA ABRASADORA

Por Alejandra López

19 años


El gesto es más estruendoso que cualquier sonido, que cualquier palabra. El gesto de la muerte que azota las mejillas, humedece los párpados y aumenta la pasividad de los rostros que se encuentran alrededor. No existe más dolor que el que hay aquí y habita en mí. La tragedia no tiene rostro y, si lo tuviera, sin duda lo cubriría una mirada obtusa de mujer. ¿por qué mujer? ¿el cabello?, quizá los senos -que no se alcanzan a distinguir- pero son los que más penas han provocado, según los hombres.


El ambiente se siente como un cuarto oscuro a pesar de que no lo sea. Estoy en el campo abierto ante una maleza, de la que tantos años he querido escapar. Hoy, más que nunca, con este dolor ardiente en mi pecho solo quiero huir de aquí, de estos sujetos reticentes que me observan como si me quisieran acabar.


El ventarrón azota mi cara, el malestar sobrepasó mi garganta, lo siento en mis fosas abiertas ante la ingravidez de la tierra. Mi boca aprehende el ardor de mis lágrimas y mocos junto con el humo que, desde aquí, ya no se alcanza a distinguir pero todavía siento dentro de mí. Todo pasó muy rápido, la flama nos abrazó muy deprisa. Bueno, a mí no, solo a ella. Aún así nos deshizo a las dos. Ella, tan justa y diminuta, tanto que no pude hacer nada. ¿Cómo es que nos pueden arrebatar tanto en un instante? Más a mí, que no tengo nada. Lo único que me pertenecía era ese par de ojos que rescaté de la fauna de hombres raposos y voraces, los que, no satisfechos con mirarme, desean que me acabe.


Quisiera culpar las condiciones; la sábana de políester, el quinqué, los vientos de mayo, la casa de madera, hasta mi descuido, quisiera culparme a mí, para así dejar de ser víctima de mis circunstancias pero no, después del accidente tuve que salir a “pedir ayuda” a aquellos que me la han negado tanto y, aún así, ansían que me humille, que los necesite, que les permita tener en sus manos la posibilidad de salvarme y, aunque lo hagan, aunque me ayuden, en sus miradas yo veo el afán de aniquilarme.



Foto: Enrique Metinides.


MEMORIA DE UN PADRE AFLIGIDO

Por David Ballesteros

20 años


Había una cara de mi padre que solo mi hermano Carlos, mi mamá y yo conocíamos; los demás veían la otra parte, a un galán alegre, bohemio, trabajador y carismático, lo era, pero escondía una profunda preocupación, que nunca supe de donde venía, pero siempre sospeché que algo tenía que ver con su relación con mi abuelo y de sus exigencias que llegaban más allá del cielo, aquellas que acompañaron a mi papá hasta incluso después de su muerte. Alguna vez nos contó, que le frustraba que, a pesar de su habilidad con la guitarra, la cual le había dado su fascinación por la trova, terminará siendo ingeniero como mi abuelo, igual de increíble y exitoso, pero que detrás de las finas cosas que le pudo dar en sus tiempos, le había brindado una insatisfacción predominante.


Cuando mi papá no estaba en sociedad, era callado, vivía dentro de su mente, rondaba en silencio por la sala de la casa con su cigarrillo en mano, pretendiendo escuchar las noticias del televisor que sonaban de fondo. Nadie entendía porque mi mamá se separó de tan increíble hombre, supongo que el José Estrada conocido por todos, no era conocido por ella, ya que esa máscara entusiasta se le caía por las noches en su habitación, cuando los gritos e insultos desatados por sus discusiones se hacían sonar. A pesar de su pesadumbre, mi padre vino a recogerme todos los sábados durante un año, para ir a Chapultepec o al cine después de que mi mamá le pidió el divorcio.


Carlos resentido por la separación y tan pequeño como para entenderlo, jamás quiso venir, lo cual agradezco, porque de lo contrario no sé qué hubiese pasado aquel día. Aquel sábado que de paseo por Avenida Reforma nuestro carro fue estampado por un taxi. Muy en el fondo sé que mi padre supo lo que venía en cuestión de segundos, pero callado, aceptó que no podía hacer nada para detenerlo, y puso su brazo por encima de mí para protegerme.Falleció inmediatamente durante el impacto, lo observe en lágrimas durante los cinco minutos que tardaron los paramédicos en llegar, el cuerpo de mi padre inmóvil, reposado sobre el volante del carro, finalmente en paz. Me dijeron que fue un milagro que yo estuviese viva y que la maniobra de mi padre me mantuvo viva. Siempre recordaré al maravilloso hombre detrás de mi padre y el legado que dejo en mí hoy, dedicándome a la música.



Foto: Enrique Metinides


EL INICIO DEL FIN

Por Diblik Mendizábal

24 años


En el espacio hay excepciones a su infinita oscuridad, las estrellas. Quien se encargó de ellas a lo largo del universo es un hombre alto, fornido, con color de piel desigual; responde al nombre de Heli.


Únicamente apareció donde se le necesitó. Si estaba ante un cuerpo celeste, frente a él se formaba un cerrojo hecho de fuego donde introducía la llave que salía de su bata, solo entonces surgían paneles y botones con los cuales él determinaba si el cuerpo celeste seguiría viviendo o en cuánto tiempo debía morir. Por el contrario, si era transportado frente a la nada, él sacaba una esfera que se mantenía estática mientras su boca y ojos emanaba energía que absorbía la bola para dar a luz a una nueva estrella.


Sin embargo, en una ocasión en lugar de desaparecer fue expulsado hacia al vacío, flotando de maneras en las que nadie podría imaginar. Pensó que quizá sería rescatado por quien lo creo, pero luego de unos milenios de ausencia el universo siguió su camino, galaxias llegaron y se fueron mientras él entendió que siempre estaría a la deriva.


Afortunadamente todo acabó en el instante qué pasó al lado de un agujero negro. Heli no puso resistencia y por primera vez se sintió bien por dejarse llevar por la corriente.



Metinides, falleció el 10 de mayo del 2022.


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